El origen del costalero: una tradición centenaria

Un oficio con siglos de historia

La figura del costalero tiene sus raíces en la Sevilla del siglo XVI, cuando las primeras hermandades comenzaron a organizar procesiones con imágenes religiosas. En aquella época, los pasos procesionales eran llevados por trabajadores portuarios y cargadores profesionales, conocidos como «costaleros», quienes realizaban esta labor a cambio de una remuneración.

Durante siglos, la tradición de los costaleros profesionales se mantuvo, evolucionando a medida que los pasos se hicieron más elaborados y pesados. Las hermandades contrataban a estos hombres con experiencia para garantizar que la procesión avanzara con seguridad y ritmo adecuado.

De trabajadores a hermanos costaleros

En la década de 1970, las hermandades comenzaron a formar cuadrillas de hermanos costaleros, sustituyendo a los costaleros asalariados. Este cambio marcó un hito en la Semana Santa, ya que los pasos pasaron a ser llevados por devoción y no por obligación laboral.

Con la llegada de los hermanos costaleros, la técnica de carga y la organización de las cuadrillas también se refinaron. Se establecieron normas estrictas para la distribución del peso, las posturas correctas y la sincronización de los movimientos, asegurando que la experiencia fuera menos lesiva y más eficiente.